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Este libro es una recopilación de aproximadamente trescientos "sobrenombres" realizada hace ya varios años y que fue publicada en la Ciudad de Córdoba por Opolop Ediciones.

El sobrenombre

El hecho de compartir la existencia con “el otro”, con el que tenemos al lado, hace que nuestra apariencia, costumbres, actitudes sean interpretadas por los demás, por su notabilidad, de un modo particular, por ello cuando dichas formas de comportamiento adquieren un matiz singular en un  individuo su impacto social es tal que aparece el “sobrenombre” como forma de “definición social” del sobre-nombrado. Por ello, el mote, en general, es una descripción que delínea un aspecto determinado de la persona que lo lleva. De allí, la gran variedad que existe y las diferentes facetas a las cuales se refiere.

Esta lectura de la realidad siempre se da entre dos personas referida a una tercera, aunque uno de los dos primeros comunique de sí mismo su propio sobrenombre convirtiéndose así en el tercero en cuestión. Y es en esta “lectura” y por lo tanto en su producción (que se inscribe en el ámbito de lo social) como en su interpretación donde intervienen más que la competencia lingüística, competencias culturales e ideológicas, como conjunto de los sistemas de interpretación y evaluación del universo referencial.
Es en la conjunción de estas competencias donde el significado se realiza en toda su amplitud pues a las palabras el significado no le viene de otras palabras sino del universo social donde éstas se dan, de los seres humanos que las emplean, que las dicen en una determinada situación. Así es cómo la palabra para componer su significado necesita de la realidad, de la situación, de la circunstancia. Es en este marco donde el sobrenombre como realidad lingüística, se une íntimamente a la realidad significada, pero de una manera especial, pues surge de una aguda observación que es formulada creativamente a través de las palabras.

Lo cómico del sobrenombre es la vía de escape de la realidad significada, generalmente molesta y hasta dolorosa, lo que permite que el “yo” se defienda por la vía del placer que lo cómico suscita, de esa realidad que no le resulta cómoda o placentera. De alguna manera hay una descarga de la conciencia y un regocijo, una suerte de elaboración, de asunción de aquello que se considera de valor negativo. Tal vez podría hablarse de una purificación por la palabra porque hay un cambio de lo “serio” en “no serio”.

Ejemplos:

Le dicen...                    porque...

Carpintero pobre   >    No llega al metro.
Cartera de viuda    >    Negro hasta la manija.
Cebra                    >    De cara un caballo y rayada hasta el culo.

(Para los pelados)
Cubrecama                           >       Sólo con flecos en la orilla.
Silla de cuero                        >       Pelado al medio.
Soldado mal escondido         >       Se le ve el casco.


(Para los flacos)
Campeona de natación           >       Nada de pecho, nada de espalda.
Cementerio viejo                    >       Puro huesos.
Sopa de verdura                     >       No tiene ni grasa.


Etc., etc., etc.